Notas Brasil



Sentido de Belleza y Sinceridad
El secreto de la vida entera es la personalidad, y en el desarrollo de la personalidad no es necesario que los aspectos ocultos y síquicos deban desarrollarse primero; el comienzo del desarrollo es natural. Existen dos cosas totalmente necesarias en el desarrollo de la personalidad: el sentido de belleza y la preservación de la sinceridad.

El sentido de belleza puede definirse como la adopción de todo lo que aparezca bello en pensamiento, palabra o acción. Generalmente el hombre aprecia lo hermoso en otras personas, pero pasa por alto la falta de belleza en su propio pensamiento, palabra o acción. Por ejemplo, una persona apreciará la actitud res­petuosa, humilde y gentil de otro hacia él, pero frecuentemente pasa por alto su propia falta de esta actitud hacia otro.

Hay dos razones para esto. Una es que el hombre siempre mira hacia afuera, no hacia adentro, y ve a los demás antes de verse a sí mismo. La otra razón es que el hombre es egoísta por naturaleza: quiere todo lo bueno para sí mismo pero apenas dedica un pensamiento en dar estas cosas a otros. El hombre ignora el hecho de que la vida es un eco: lo que uno da lo recibirá tarde o temprano, y es la ignorancia de este hecho lo que hace al hombre desconsiderado. Por lo tanto, para una persona sensible, la vida a su alrededor solo parecerá espinas. Sin embargo, ella espera rosas, no espinas. Esto muestra que su alma anhela lo que es bueno y hermoso. Y el hombre se compadece de sí mismo, pero en vez de compadecer a los demás, los culpa. ¡Si tan solo supiera que los demás se merecen tanta compasión como él! Pero no todos piensan en el dolor y sufrimiento de otros. Tan pronto como el hombre comienza en la vida a intentar olvidar sus problemas y piensa en los problemas de los demás, ha dado el primer paso hacia la santidad. 

La rosa y la espina son resultado de la misma planta y   vienen de la misma raíz. Santos y peca dores vienen de la misma fuente, Dios, el padre de toda la humanidad. Es solo que la belleza, fragancia y color de la raíz se han manifestado en la rosa y no en la espina. La diferencia entre la planta y el ser humano es el libre albedrío. Un ser humano no puede excusarse diciendo, “Yo nací espina, ¿cómo puedo convertirme en una rosa?”. Como ser humano él tiene su libre albedrío; es responsable de que sea una espina o es su crédito el de ser una rosa. El hombre debe saber que así como el color, fragancia y belleza están escondidas en la raíz, toda la bondad y la belleza provienen de la misma fuente. La cuali­dad mostrada en la vida de los Maestros brilla ahora y por siempre. Lo que atrae a los amigos no es necesariamente el poder, las propiedades y la belleza; lo que realmente atrae al hombre es la personalidad.

Ahora, la otra faceta de la personalidad - la sinceridad - es necesario que sea considerada en el desarrollo de la personalidad. Hay mucha gen te que con el fin de comportarse bien, pule sus maneras y forma de hablar. Pero el refinamiento no es necesariamente lo efectivo en una persona. La belleza es aquello que penetra hondo y cuan más grande la belleza, más grande la penetración. Lo que es llamado maneras, son tan solo maneras, no son algo profundo, son casi un juego. Todo pensamiento, palabra y acción tienen dentro un poder psíquico que hace impresión en el otro, y el poder psíquico viene de la verdadera y divina esencia en el hombre. 
Sin duda, en nombre de la sinceridad, la gente frecuentemente expresa su falta del sentido de belleza diciendo: “Soy una persona franca, digo la verdad y no me importa cómo la tomes”. Esto muestra   que la sinceridad sin el sentido de belleza es falta de equilibrio, y la belleza sin sinceridad es falta de equilibrio también. Así como la música depende de su ritmo y tono, de la misma forma la personalidad depende del sentido de belleza y sinceridad.






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